Cronicas | H. Ayuntamiento de Palenque.

Valentin Dionicio

Valentin Dionicio

Lunes, 27 de Agosto




Valentin Dionicio
Llega a Palenque huyendo del mosquito tabasqueño y como parte de la prole de Marcos Dionisio. El Vale, muchacho esmirriado que domina varios y disimiles oficios como albañil, panadero, peón de la carretera y cualquier otro que su eterna disponibilidad le permita, sin que pueda omitirse su gracia principal: contador de cuentos y anécdotas con las que hace el solaz de cualquier tertulia. De palabra fácil y respuestas inmediatas y llenas de ingenio, pronto se integra al entorno porque según su propio dicho, a su llegada al pueblito se sentía como gallina comprada. De su genealogía se rescata que, resulta hijo legítimo de Marcos Dionisio Hidalgo, quien es “…descendiente de aquel que encendió la gran mecha y no ha habido hijo de puta que lo apague hasta la fecha…”. Inicialmente reside en el boquerón, comino al río y ya casado y con prole, se establece en una loma ubicad al poniente del pueblo, lugar que, según su propio dicho, cuando llegó a radicar en la zona, esa subida le servía para probar su fuerza y juventud ya que la empinada cuesta la trepaba corriendo y aún cargado de sus trebejos. Años más tarde recompone con nostalgia: “Quien iba a pensar que esta bajada me iba a servir para arrancar”. De corazón alegre, aprovecha toda ocasión y convite para “reventarse unos danzones” con la María Cristina, su mujer, de quien él mismo cuenta fue era pionera del agua potable municipal, ya que sirvió en una casa de ricos, donde la mandaban a traer agua de la casimba para que se bañara la hija de la patrona. Por arrecho es parte integral de las colaciones, donde brinda con todos sin llegar a la embriaguez, ya que su meta es disfrutar y repartir la alegría con sus chispazos de ingenio, oyendo las canciones de su preferencia y ya a tres cuartos, lanza un grito: “¡Lleva esa y ven por más!”. Siempre procura que su alborozo resulte contagioso, por ello no escatima chistes y aún riñe y recrimina a quien no se contagie de su optimismo. Procurando dar una explicación de alguien de natural amargado, le espeta: “Tú sólo encabronado estas contento”. El Vale, “pasó a retirarse” como él mismo solía decir, con la única aspiración de irse al infierno, porque de seguro ahí estaba Pedro Infante, Jorge Negrete y hasta el gordo de la Santanera. hombre siempre piadoso, al ver a alguien taciturno no dudaba en citar la escritura para aconsejar: “No temas porque sólo judas temió”.
Anatomía
Va a usted a ver mi alma, que mi mal es hecho daño, porque es un dolor que camina. Así como usted lo escucha. Vea usted: una vez que empiezan a cantar los gallos, ya me empieza a remolinear un dolorcito que me da vuelta y vuelta en l corona de la cabeza, y a cada vuelta va aumentando el chingao dolorcito. Yo me quedo quietita, quietita pero cuando estoy más descuidada, pao, ya se me bajo al tablón de la frente corriéndoseme al palo de la nariz y de ahí vuelve a subir al tablón y ahí está un rato sube y baja, como juguete de muchachito. Me trato de para a ver si siento algún alivio y en eso que me empieza a brincar por os bushones de lao a lao, pero qué dolor, como si fuera papera y ahí se queda toda la madrugada zapateándome la jeta y cuando va apareciendo el sol, ya lo tengo instalado en el galillo. Es un gusto ver cómo me brincotea el güegüecho todo zangoloteado por el malvadísimo dolor que le cuento, que desde que dios amanece es un caminarme por todo el cuerpo, porque no me lo va a creer pero del gaznate me baja directito a la boca del estómago por la manguera del tragadero y ahí si tatita, se me instala hasta con un ardor que haz de cuenta que chile estuviera Jartando. Y no me va a creer de ahí me salta a la marimba de las costillas y no amaina, al contrario, va arreciando, hasta que se me desbalaga al mariposón; primero al del cuadril derecho y lueguito pal del otro lado y lueguito al hueso de olla, como si tuviera inteligencia. Cuando me apretó este lao, ya lo tengo del otro y son horas de dolor que de verdad ni pariendo es tan fuerte. De medio día pa´ bajo, se me escurre a las canillas; ahí si ya ni modo de pararme, toda la santa tarde me acalambra las patas y sólo acostada tengo que estar porque apenas me muevo un poquito y pao, ahí esta otra vez el calambreo de las canillas de una vez, hasta atacarme el tacalate. Créame mi alma que me tengo que quedar botada todo el son día, porque ni modo de pararme a hacer algún trajín porque la verdad el malvado dolor me recorre toda la anatomía y no me deja hacer nadita, pero nadita de verdad, hasta que ya pardea la tarde que comienza a sosegarse y entrando la noche como que con la fresca me entra al cuerpo un remanso que gracias dios me deja dormir toda la noche. Sonaja o maracas maya-cho´l hechas con güiro y mango de madera dura terminada con una escultura de cabeza maya, obra del artesano palencano Manuel Laínez Cruz, de la colección del cronista municipal. Investigación: Profr. Agustín Román Alvarez Bolívar.


Fuente de la Información: Crónista Municipal Profr. Agustín Roman Alvárez Bolivar.

Ultima Actualización: 22 De Agosto De 2018.

 


 
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