Cronicas | H. Ayuntamiento de Palenque.

La feria de Santo domingo de Guzman

La feria de Santo domingo de Guzman

Miercoles,14 de MARZO




La feria de santo domingo de Guzman
El templo XII, templo del mascaron de la muerte o templo de la muerte como le llamaron los primeros palencanos o extranjeros que visitaron la zona arqueológica por la vereda de acceso a las ruinas por el lado poniente, en este acceso el primer edificio a la derecha se encontraba cubierto de escombros y malezas sin embargo su derruida arquitectura muestra actualmente al pie del pilar frontal un mascaron en estuco de una calavera y en su sala interior las paredes pintadas de rojo cinabrio, color clásico usado en los interiores de las tumbas mortuorias, según los estudiosos de la arqueología maya de Palenque este edificio se dedica al inframundo.

La multitud de expresiones humanas de los lugareños de Santo Domingo de Guzmán fundado el 30 de mayo de 1567 y de las diversas regiones de la zonas Serranas del norte de Chiapas, así como de las llanuras aluviales Tabasco y Campeche la original feria grande era un atractivo para todos por los sucesos que acontecían respecto a la religión católica, a la tradición cultural así como las expresiones artísticas más variadas aunadas a esto la fraternidad hacía los visitantes. La presencia de los altos valores de la comunidad de Santo Domingo se la escuchábamos a los viejos abuelos desde cinco meses antes preparándose para darle a los familiares, conocidos un lugar en la casa para hacerle feliz la estancia en Santo Domingo no importaba de que latitud llegaran aquí lo verdaderamente bonito era intercambiar historias, cuentos, leyendas, secesos agradables y desagradables de la comunidad a la que pertenecían, hablar de la vida del Salto del Agua a las orillas del río tuliha, o de los hombres de las lagunas de Medellín, o de las embarcaciones de las playas rumbo a Jonuta o allá muy lejos a Ciudad del Carmen y de vuelta a subir por el Usumacinta, a Montecristo, a Balancan y de Tenosique, se hablaba de los chicleros, de las maderas preciosas, de templos perdidos ahí en Chiniquija, Reforma, y desde luego entraban las historias de los que viajaban a Bonampak y más allá. Los niños no eran ajenos a la fiesta pues escuchaban todos los comentarios de la casa y del barrio los prendían la ansiedad de poder tener en sus manos todo lo que traían los coletos que eran comerciantes provenientes de la gélida San Cristóbal allá en los altos de Chiapas, sus características tiendas de lona y manta eran tapizadas en el techo y en el caedizo por pendientes atractivos: baleros, ligas para resorteras, pelotas de hule espuma, gorras para jugar beisbol, sables de simbad el marino, paraguas para las niñas, muñecas negritas, caballitos, cuchillos de plástico, automóviles y camiones volquetes de madera, pero lo más rico y delicioso manzanas y peras, ciruelas pasas, y lo que tanto les gustaba a los abuelos los átes de membrillo, de guayaba, ciruela, durazno, chabacano; y para cerrar algunos pedían su caldo de nance y a comérselos eso llenaba el mundo de los niños y de las niñas. Los jóvenes a cumplir con compromisos deportivos por la mañana, por la tarde acompañar a sus padres a la barbacoa de algún bautizo, boda u otro compromiso social, los adultos y los viejos a ingerir cerveza de esa que llegaba en el ferrocarril del sureste desde Orizaba Veracruz y por sí acaso se estuvieran entumiendo no faltaba la prodigiosa y energética bebida de caña que desde el ingenio Pujiltic mandaba don Chuma Pedrero en su bimotor, ¡claro que sí la cantina “la guacamaya” tenía “zorro”! Allá en el atrio de la iglesia tamborileros y piteros de carrizos ejecutaban piezas musicales dedicadas al santo patrono, el bellísimo ritmo de los tambores y la magistral ejecución de los carrizos arrancaba de los cientos de indígenas choles, ¡sí! De ahí del propio corazón la rítmica oración expresada por sus cuerpos agitando sus cabezas con un auténtico gesto de respeto y de agradecimiento al “Tata Domingo” en su día el 4 de Agosto.


Fuente de la Información: Crónista Municipal Profr. Agustín Roman Alvárez Bolivar.

Ultima Actualización: 15 De Febrero De 2018.