Cronicas | H. Ayuntamiento de Palenque.

Fotografía que muestra el crucero de la calle Nuevo México con Avenida 5 de Mayo a la derecha del árbol se observa el “Príncipe maya” primer camión de transporte Palenque en l década de los 60´s, el tanque elevado de agua potable construido a fines de los años 50´s.

La Batalla de don Pancho Bloom

Viernes, 01 de Septiembre de 2017



Lakamha ciudad de las grandes aguas en el poderío de Rey Pakal teniendo al oriente el pueblo de Santo Domingo de Guzmán hoy ciudad de Palenque.
16 DE ABRIL. OCOSINGO
A las ocho partí hacia Toniná bajo la dirección de don Fidelio Solórzano. Seguimos el camino que va a Buluschvac, doblamos a la izquierda hacia el Miradero y desde allí pudimos ver Toniná. Está situada sobre una de las últimas cimas de la cordillera, que corre paralelamente por el lado derecho del valle. La colina más grande esta coronada por una pirámide que resaltaba el valle. Su nombre es Can-pomtik. Desde el lugar donde se encuentran las imágenes de los dioses, empiezan las primeras terrazas. La ladera del monte está aplanada por un lado y hecha de tal manera que parece una pirámide cuando uno se para a la mitad. La pirámide está cubierta de pasto alto y arbusto de manera que ni desde abajo ni desde arriba uno se puede formar una idea del conjunto.
Por un lado serpentea un caminito, que sube hasta la sima, llegando hasta la zona de ruinas más elevada. Primero hay una pequeña pirámide cuadrada, de unos 20 por 20 metros de base y cinco metros de altura. Está hecha de piedras calizas planas. Desde allí hay una pequeña bajada que lleva a dos montículos que parecen ser dos edificios derrumbados. Estos montículos tienen doce metros de alto y consisten en piedras calizas, cal y fragmentos de estuco. En el centro, frente de ellos hay un edificio; por el lado sureste en sentido transversal se conserva todavía una parte pequeña: dos cuartos unidos con arcos mayas. Los cuartos son estrechos y la mampostería es gruesa y pesada e igual como todos los edificios mayas. El techo, que tal vez tuvo cresta, está cubierto de fragmentos de estuco y piedras delgadas (¿tal vez son piezas de barro cocido el muro exterior conserva claras señales de estuco con algunos fragmentos pintados (en color azul y por lo menos de dos clases de rojo ocre). Solamente la parte alta del edifico, arcos y paredes de altura superior a un metro, asoman entre los escombros. Debajo de este edificio al lado derecho (visto desde arriba hacia la llanura), hay un montículo del mismo tipo que los dos mencionados anteriormente. Al lado izquierdo hay ruinas de un edificio, que es muy interesante. La esquina del edificio esta conservada, hechas de piedras planas de caliza y piedras areniscas de diferentes tamaños, unidas con cal. Esta esquina en ángulo recto es un buen testimonio de la habilidad de los arquitectos mayas.
Desde la esquina A se tiene que trepar por escombros para pasar a dos cuartos semi conservados y doblar aun pasillo, queda hacia el cuarto B; este curto es largo sin iluminación. El techo tiene cuatro vertientes bien conservadas que se juntan en un par de piedras planas y largas. A lo largo del muro del cuarto E se ve todavía un grueso fragmento de estuco con restos de adornos en relieve. Algunas de las delgadas piedras calizas, que fueron usadas para mantener y sostener las figuras estucadas, están todavía en su lugar. El lado del muro exterior del cuarto E parece haber sido decorado ricamente y da la impresión estar inclinado un poco hacia adentro. A través de un pequeño corredor, que da al cuarto B, se pasa al muro exterior del edificio E. En este muro hay un agujero y por allí se atraviesa al cuarto E. En frente de allí se ve una puerta a través del muro G. Esta puerta está cubierta de escombros.
También el cuarto está lleno de tierra y escombros. Encima de la puerta queda todavía una viga de madera de zapote. La viga se ve muy nueva, como si hubiera sido en el bosque hace poco, pero muy probablemente ha estado aquí durante 1000 años. Estas vigas encima de la puerta son el punto débil de los edificios mayas. Toda la mampostería y el techo pesado cargan sobre estas vigas y cuando se pudren todo se viene al suelo. Esta manera de construir las puertas es la causa de que tantos edificios estén en ruinas en estas regiones mayas.
Los muros en este cuarto tienen toda la apariencia de haber estado ricamente decorados en su interior, probablemente ha sido el cuarto sagrado, como el templo de La Cruz en Palenque. Nuestro guía don Fidelino Solórzano nos contó que hace medio año visitó estas ruinas y desde entonces se han derrumbado varios muros. De este edificio sigue la pirámide bajando en amplias terrazas. Cinco en total, se dice que hay una escalera amplia en medio de la pirámide, sin embargo, no era posible verla desde aquí arriba, ya que está cubierta de arbustos y pasto de la altura de un hombre.
Las figuras que se encuentran al pie de la pirámide me pareció que pertenecían a la cultura maya, aunque en ninguna parte he visto figuras decorativas que se parezcan a las de Toniná. Los edificios, por el contrario, son mayas completamente, por eso las figuras también deben serlo, tal vez con influencia local.
Desde Ocosingo montamos a caballo atravesando un desfiladero hacia el rancho de don Fidelino, Pamtelá, que era una casa acogedora y bien conservada. Allí nos sirvió la comida. Es un hombre muy amable y mientras comimos hablamos, claro, sobre las ruinas. Nos contó que todavía quince años todos los indígenas se reunían arriba en la pirámide de Canpomtik dos veces al año por la noche para hacer grandes hogueras –los curas prohibieron esto-. Un viejo del rancho solía ir en busca de tesoros, y en uno de sus paseos, excavó en una colina y encontró un cuarto de tesoros, hecho de piedras,. Se podía entrar allí agachado. Encontraron un esqueleto, una vasija con tres pies que parecían pequeñas caras y adentro había algunas pequeñas figuras de barro.
Desde Pamtelá pasamos por un estrecho valle en busca de asfalto y ámbar, porque teníamos informaciones sobre esto, pero no encontramos nada. A otra vez desapareció pero lo encontré rápidamente. Después cruzamos trepando un paso muy empinado y a nuestro lado derecho se dibujaba claramente en el aire la silueta de la pirámide Canpomtik. En su base había grandes pinos. Era tarde y había empezado a anochecer cuando de nuevo estuvimos en la llanura de Ocosingo. En las montañas los indígenas habían prendido fuego al pasto seco y las llamas corrían a lo largo de las cuestas. Era una iluminación maravillosa en esta noche tan oscura. A las ocho llegamos a Ocosingo con mucha hambre después de haber estado afuera doce horas. Una manera un poco rara de pasar un Domingo de Pascua.
Sch. me dio tres pequeñas figuras de barro, encontradas en Toniná.


Fuente de la Información: “Del libro “En el lugar de los grandes bosques” de Frans Blom Peterson, Crónista Municipal Profr. Agustín Roman Alvárez Bolivar.

Ultima Actualización: 01 de Septiembre de 2017.