Cronicas | H. Ayuntamiento de Palenque.

Bailes populares||Profesía del cura Castrejón para Catazajá

Bailes populares||Profesía del cura Castrejón para Catazajá

Miercoles,07 de Febrero




Bailes populares
Todavía en el año de 1935 había la costumbre de la “escoleta” baile a puerta cerrada que hacían las muchachas casaderas para enseñar a bailar a los muchachos lo mismo a los penosos que a los muy aguzados, las maestras de baile eran de nivel medio y alta sociedad por lo tanto aunque la cuota de entrada era de diez o veinte centavos de esta escuela de baile resultaron novios y finalmente matrimonios. Los músicos recibían como pago en la “escoleta” dos pesos por cuatro o cinco horas de música el grupo de músicos se componía de un mandolinista, un guitarrista, un ejecutor flauta de armónica de boca, estos músicos eran verdaderos maestros porque ejecutaban diversos arreglos musicales interpretando perfectamente la melodía de la canción. Los bailes formales del Sábado o Domingo lo organizaban los enamorados o novios para tener la oportunidad de verse con la presunta o con la novia ya que en esas fechas era difícil tener un cita amorosa, ya que la vigilancia de padres era muy rígida pues cada ocho días podían ver a la novia y por eso la canción “de Domingo a Domingo te vengo a ver cuándo será Domingo cielito lindo para volver hay hay hay” esto era repetido muchas veces por los jóvenes del pueblo ya que el próximo Domingo podía regresar a las casas de baile de Don Lisandro Aguilar, Don Moisés Moscoso, Don Manuel León, Don Guillermo León, Doña Matilde Alvarez, Doña Carmen García y las fiestas familiares. Aun baile que asistió Don Leonardo Hernández con toda su familia le salió caro a un bailador prendarse de una de las muchachas que iba en esta familia debido a que en esos tiempos los pretendientes le pagaban el consumo y la entrada de todos los familiares. Los bailes de Enero a Diciembre amenizados por grupos de cuerdas, flautas y tambores tenían duración de siete a once de la noche, sin embargo en Diciembre durante las fiestas de navidad y llegada del año nuevo el pueblo en general empezaba a las siete de la noche y terminaban a la siete de la mañana ¡claro! había excepciones que se iban a las nueve o diez dicen que cuando le preguntaban “¿Por qué llegas tarde? Contestaba ¡es solo una vez al año!
Profesía del cura Catrejón para Catazajá
Aunque usted no lo crea, hay un pueblo en el mundo donde la noche le llega como la muerte. Esta profecía ¿será posible que la consumaron sus pillos gobernantes o se hizo realidad el vaticinio del cura Castrejón? La historia cuenta que en los tiempos de estos sucesos, los gobernantes municipales de Catazaja llevaban los nombres de Ulpiano, don Rubén, el Charro, don Amancio, don Menandro, el doctor González, don Esteban, don Alberto, don Rafael, don Alfonso, don David y don Filiberto entre otros expresidentes del municipio de Catazajá. Las causas de la ignorancia y de la decadencia del municipio, consideramos que se debe a la improvisación de políticos. A los famosos dedazos, la indiferencia, corrupción, nepotismo, protección oficial, compadrazgo, amiguismo, mafias locales aferrados al poder. ¿Qué sinvergüenzas o pillos han pasado por Catazajá? Bien, resulta que un mes de Marzo, quizás hace cerca de cien años, aparece en Playas de Catazajá un misionero de Dios, llegado de la misma patria. Este hombre, único, rubio, alto, de ojos azules, admirado en Catazajá por su elegancia y atuendos, fue nada menos que el inolvidable cura Fernando Castrejón. El caso es que en esos tiempos, durante las fiestas de San José en Marzo, este hombre se instaló en la casa del pueblo o presidencia municipal, hecha de madera y guano, ubicada en la avenida Morelos, hoy casa del finado don Agustín. El cura Castrejón dicen, que llegó para evangelizar y organizar la vida del pueblo, pero durante los días grandes de las sonadas fiestas de Marzo, un dieciocho y diecinueve, los días de San José, Catazajá era un hormiguero de visitantes de todo el municipio y la región de Santo Domingo (Palenque) y de Montecristo hoy (E. Zapata, Tabasco).En esos días Castrejón se mezcló con los patriarcas, mandones y pelusa del pueblo: todo era música, bailes, mujeres bellas, cohetes, caldos de gallina, caña, alcohol, y descarga de las mejores pistolas “colt” que portaban los enfiestados. Cuente la historia que el cura Castrejón vestía ropa de seda, chamarras de cuero, botas de cuero, reloj suizo, una preciosa leontina, pulseras, cadenas de oro con incrustaciones de la realeza española. Usaba lentes de oro, traía sus catalejos, un súper anillo con brillantes y monedas españolas. Instalado ya en la casa del pueblo dejó sus maletas de piel con todas sus pertenencias, como fotografías familiares, una virgen de Guadalupe, sus exquisitos perfumes, su melódica mandolina, su abultada billetera de piel, y planos de la región norte de Chiapas, trazados desde la zona ríos hasta San Cristóbal de las Casas. Pero enfiestado, alegre y romántico, durante dos días de Marzo, además bailando, tomando caña y aguardiente, que llegaba de Campeche, cortejado por un sinnúmero de admiradores y bebetrago, no les aguanto el ritmo a los playeros acostumbrados al destrampe en las fiestas, y cayó como un fardo. El viejo Castrejón fue arrastrado hasta su hamaca, y ya perturbado varios días 20, 21 y 22, sin atención, sin acompañantes y alimentos, empezó a recobrar la memoria, ya sin ver ni encontrar sus pertenencias, y sin ropa, es decir, le habían robado completamente todo. Ese día pidió el auxilio de las autoridades y empezó la búsqueda de su equipaje y pertenencias por todas las casas del pueblo. Usted se imaginará cómo fue eso. Nunca apareció nada y el cura a los tres días siguientes decidió marcharse y emprender su viaje a San Cristóbal, dicen que alguien le dio un pantalón y camisa de manta, y unos huaraches de cuero hechos por los pobladores y una garrafa de agua para el viaje. Se fue caminando por la calle que hoy lleva el nombre de avenida Morelos y a la altura de la casa de teja francesa de don Baltazar Latournerie, que aún existe en una lomita desde ahí, se paró y mirando hacia el palacio municipal y l iglesia del puebloy señalando con la mano derecha hacia allá pronuncio: “Ya me voy pueblo de Catazajá, me han robado todo, me han dejado sin nada, y mi proyecto encomendado, playeros sinvergüenzas, autoridades pillos y rateros, cobardes playeros comemiardas, hijos de su chingada madre, me han derrotado, pero a éste pueblo, se los digo, en cien años en potrero lo han de ver”. Epilogo. A todos los presentes, ustedes tiene la mejor apreciación de a quienes se debe la desgracia o decadencia de los pueblos. En este relato yo pienso que a los malos gobernantes o bien se “cumplió la profecía del cura Castrejón” y playas quedo en el olvido.


Fuente de la Información: Crónista Municipal Profr. Agustín Roman Alvárez Bolivar.

Ultima Actualización: 07 De Febrero De 2018.