Cronicas | H. Ayuntamiento de Palenque.

El penchuque II

Miercoles, 19 de Julio de 2017



En sus andanzas el hombre errante y atribulado, olvidó su imagen, sus pies gordos e hinchados, sus antebrazos y abdomen; sólo de vez en cuando pasaba sus manos gélidas sobre la parte delicada donde el corazón latía imparablemente. Hacía muchísimos años que no se veía en un espejo. Se recordaba joven, con el corte de pelo “casquete”, al que le untaba excesivas bolas de brillantina sólida. Con la vista medio nublada, recorría la ciudad observando las callos casi planos, visibles entre los dedos índice, meñique y anular. Le llegan las ansias, muy propias de él, de adentrarse al recuerdo limpio, transparente, sólo roto por el tiempo y huidizo por las apuestas perdidas, de la música imaginaria, obsesiva y delirante.

Sus ambiciones de músico fugaz, de meteoro, de pasadita, las había cumplido a plenitud al cumplir los dieciséis años. De ahí en adelante, cambió el panorama de su porvenir. Sus haraganerías, y excusas de individuos sin trabajo, tendría que sepultarlas con el devenir de los días. Cuando llegó a los cinco años de edad, recorría con suavidad,con parsimonia y lentitud, con sus manos tiernas, la primera marimba rojinegra, larga y flaca, de patas delgadas y relumbrantes. Se embobó y absorbido por nostálgicas melodías, muchas noches de vientos, sin cobijas ni sabanas, se soñó palpándola, afinándola en sus partes delicadas y diminutas; cambiándole la redonda tela; construyéndola con madera de “hormiguillo”, desbastándola; dándole forma a los conos, puliéndola en todo su cuerpo exquisito e irradiante.

Lograr la nitidez de los tonos naturales de do, re, mi, fa , sol, la, si, era una pesadilla que lo llevaba en las noches largas y solitarias a sufrir por no ser un músico consumado. Al despertar, aun sentía sobre su piel escurrirse delicadamente las baquetas, que en rápido movimiento le daban las tristes golondrinas. Tranquilo y repuesto de varios insomnios, insistía en tomar los “bolillos” y golpearlos en las ordenadas escalas musicales de la fina madera. Se decía así mismo que esas combinaciones de ruidos rítmicos que lejanamente le llegaban a suspender el pesado aletargamiento en que se sumía, le subyugaban, dándole una crisis emocional profunda; evocándole las correrías desenfrenadas de su juventud plagadas de amoríos truncos, difíciles y contradictorios. Once años de lleno estuvo el Penchuque en el aprendizaje de marimbista. Con destreza, talento y perseverancia, logro con maestría y soltura ejecutar los danzones más peliagudos; los zapateados contagiosos; los tradicionales sones regionales y las piezas mezcladas de foxtrot, jazz o blues. Amaba la música como a su vida misma; nunca dejó de quererla, la llevaba pegada a sus manos, a sus labios, a sus ojos, a sus oídos, en sus silbidos y tarareos eternos e indescifrables.

Muchísimos años pasaron para que se olvidara de aquel encuentro con sus mejores amigos, todos músicos, en el que conociendo su talento y rapidez para acompañar las piezas musicales en las que se empleaba el mayor número de notas y en la que el oído y el pensamiento tenían que ir unidos para que fuese una excelente ejecución, apostó. Entre las más conocidas y difíciles de tocar, estaba la “Mala hierba”, danzón que en sus inicios la letra decía: “Hay mala hierba, voy de pasada y no me quiero entretener”. En ese concurso el Penchuque perdió la apuesta y sus fieles compañeros de bohemia, se burlaron y desde ese entonces radicalmente se retiró de las fiestas bulliciosas y de los bailes que el amenizaba con gran deleite y gusto indefinible. Acompañado de la soledad y melancolía y dedicado a otras actividades, el Penchuque vivió así el resto de sus días. En lo alto de la colonia Bajluntié, al sur de la ciudad de Palenque, en la salita de una casa habitación, se observa enmarcada con baquetas en forma de marimba, una foto con fondo blanco y negro, en la que aparece un hombre y una niña: es el Penchuque quien se fue para siempre de este terrenal mundo; la niña es su hija, que a diario camina en este pueblo, sin saber que el tiempo y el viento se llevan las historias, las voces, las vidas de todos y sin conocer que lo escrito se escurre entre el olvido y el recuerdo.

PALENQUE

¡Palenque! Grandiosa y mística Nachan-kan emergen del letargo de los siglos para sorprender al mundo con tu arquitectura exacta tu astronomía avanzada y la invención del cero en matemáticas.

Serpenteando centinelas en el claroscuro de tus montañas para que de entre la piedra surja Cual ave fénix por los glifos prehispánicos bañado y joyas de jade y obsidiana el rey Pakal y su escudo solar para develar de la cultura Maya os secretos de su raza milenaria.

¡Palenque! Casa de la serpiente celestial entronizas el orgullo de choles y Tzeltales de Tzotziles y Tojolabales Indígenas que resguardan con veneración y recelo los misterios de la selva lacandona con su reina roja ensangrentada de cinabrio y Zak-Kuk reina y madre quetzal blanco que demuestra al hombre de hoy y del mañana el poderío de matriarcado de esta civilización mesoamericana.

¡Palenque! Otrora Otulum o Lacan-ha tierra de fuertes casas que despiertan aún del sueño de los siglos en el bullicio de las chachalacas y en el ulular del mono araña en la serranía del Cojolite dibujada por el vuelo de tucanes y bañada por el río Chacamax Extiende tus dominios desafiando la presencia del ecocida y al paso homicida de los años que todo lo aniquila.

¡Palenque! Otulum o Lacan-ha Eclíptica y mística Nachan-Kan Nido de serpientes emplumadas de tucanes, guacamayas y nauyacas de días soleados y noches estrelladas de grandes aguas y casas fortificadas de cósmicos dioses y doncellas sacrificadas.

Ojalá no te alcance nunca el hastío de la historia ni la mano destructora del fuereño (de aquél que no siembra nunca nada) ni la asfixiante existencia de un estadista sin pasado que pretenda borrar tu legado de un solo tajo mandándote el Shivalva con todo y sus vestigios legendarios con tus nueve señores de la noche quienes sigilosos velan el sueño eterno de tu historia y tus colosales epopeyas de hombres jaguares y dioses solares.


Fuente de la Información: Crónista Municipal Profr. Agustín Roman Alvárez Bolivar.

Ultima Actualización: 04 De Enero De 2018.